Durante la pascua escucharemos diferentes relatos de encuentro de los discípulos con el Resucitado. Este domingo será Lucas el evangelista que nos presentará uno de esos encuentros. Os ofrezco el comentario de debarim como cada semana.
"El evangelio (Lc 24, 35-48) relata otro encuentro del Señor resucitado con los discípulos. En el texto se pueden resaltar tres elementos fundamentales: (1) La iniciativa de Jesús: “estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio de ellos” (v. 36). Después de la resurrección el Señor se hace presente en la comunidad y comunica a los suyos la paz, el saludo pascual por excelencia, que hecha fuera el temor y comunica el gozo de la nueva vida. (2) La reacción de los discípulos: “espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma” (v. 37). La resurrección de Jesús es un misterio de fe, que no es verificable con medios humanos ni objeto de experiencia sensible. Por eso los discípulos no pueden reconocerlo de inmediato. En este texto, sin embargo, se insiste en el “realismo” del evento. Se habla de mirar, tocar, comer con Jesús, etc. De esta forma se insiste en que la resurrección, a pesar de ser un evento escatológico que realiza la plenitud de la historia y la rebasa, ha ocurrido en el corazón mismo de la historia. Jesús resucitado es Jesús de Nazaret. Ciertamente su condición existencial es diversa, ahora vive glorificado sin estar sujeto a las limitaciones del espacio y del tiempo, pero no es un fantasma y no vive separado de la comunidad. Es posible descubrir en la vida cotidiana y en la historia del mundo los signos vivificantes de su pascua. (3) La misión de la comunidad: “ustedes son testigos de estas cosas” (v. 48). En este relato se describe la raíz de la misión de la Iglesia: el encuentro con el Resucitado y la comprensión de las Escrituras (v. 45). Jesús les explica con las Escrituras que su muerte, su resurrección y la predicación de la conversión y el perdón de los pecados en su nombre formaban parte del plan de Dios. Nos deja así un modelo de lectura e interpretación bíblica, que deberá acompañar siempre a la Iglesia en su misión evangelizadora: iluminar la vida con la Biblia y con su ayuda descubrir los caminos de Dios en la historia. De todo esto Jesús los nombra sus “testigos” (v. 48).
"El evangelio (Lc 24, 35-48) relata otro encuentro del Señor resucitado con los discípulos. En el texto se pueden resaltar tres elementos fundamentales: (1) La iniciativa de Jesús: “estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio de ellos” (v. 36). Después de la resurrección el Señor se hace presente en la comunidad y comunica a los suyos la paz, el saludo pascual por excelencia, que hecha fuera el temor y comunica el gozo de la nueva vida. (2) La reacción de los discípulos: “espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma” (v. 37). La resurrección de Jesús es un misterio de fe, que no es verificable con medios humanos ni objeto de experiencia sensible. Por eso los discípulos no pueden reconocerlo de inmediato. En este texto, sin embargo, se insiste en el “realismo” del evento. Se habla de mirar, tocar, comer con Jesús, etc. De esta forma se insiste en que la resurrección, a pesar de ser un evento escatológico que realiza la plenitud de la historia y la rebasa, ha ocurrido en el corazón mismo de la historia. Jesús resucitado es Jesús de Nazaret. Ciertamente su condición existencial es diversa, ahora vive glorificado sin estar sujeto a las limitaciones del espacio y del tiempo, pero no es un fantasma y no vive separado de la comunidad. Es posible descubrir en la vida cotidiana y en la historia del mundo los signos vivificantes de su pascua. (3) La misión de la comunidad: “ustedes son testigos de estas cosas” (v. 48). En este relato se describe la raíz de la misión de la Iglesia: el encuentro con el Resucitado y la comprensión de las Escrituras (v. 45). Jesús les explica con las Escrituras que su muerte, su resurrección y la predicación de la conversión y el perdón de los pecados en su nombre formaban parte del plan de Dios. Nos deja así un modelo de lectura e interpretación bíblica, que deberá acompañar siempre a la Iglesia en su misión evangelizadora: iluminar la vida con la Biblia y con su ayuda descubrir los caminos de Dios en la historia. De todo esto Jesús los nombra sus “testigos” (v. 48).
Con la resurrección de Jesús el mundo es recreado y el camino de todo hombre comienza de nuevo. Vivir y anunciar esta novedad radical es la misión de la comunidad eclesial, que vive del amor y de la presencia del Señor en medio de ella".
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