La liturgia de la Palabra de este domingo nos invita a contemplar a Jesús que, "en su condición de hombre, se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz" (Fil 2,7-8).El evento de la pasión y muerte del Señor, narrado y meditado en el evangelio de Lucas, constituye hoy el centro de atracción de las lecturas bíblicas. Las dos perícopas que preceden a la narración evangélica nos colocan en la justa perspectiva de lectura y nos ofrecen su clave de interpretación.
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