sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repetirse el botín. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre, serán combustible, pasto del fuego. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madían. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre Perpetuo, Príncipe de la Paz. Para dilatar el principado con una paz sin limites, sobre el Trono de David y sobre su Reino. Para sostenerlo y consolarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.

 

sábado, 17 de diciembre de 2011

4º Domingo de Adviento, ciclo B

18 de diciembre de 2011
Primera lectura: 2 S 7,-5.8b-12.14a.16. “El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor”.
Salmo Responsorial: 88. “Cantaré eternamente los misericordias del Señor”. 
Segunda lectura: Rm 16, 25-27.  “El misterio mantenido en secreto durante siglos, ahora se ha manifestado”.
Evangelio: Lc 1, 26-38. “Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”.
A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró donde ella estaba, y le dijo: «Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo». Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. El ángel le dijo: «No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel la dejó.

 

sábado, 26 de noviembre de 2011

Primer Domingo de adviento 2011

27 de noviembre de 2011


  • Primera lectura: Is 63, 16b-17; 64, 1. 3b-8. “Ojalá rasgases el cielo y bajases”.
  • Salmo Responsorial: 79 “Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.
  • Segunda lectura: 1 Cor 1, 3-9. “Aguardamos la manifestación de Jesucristo nuestro Señor”.
  • Evangelio: Mt 25, 31-46. “Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de casa”.


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos:
¡velad!

domingo, 23 de octubre de 2011

Domingo XXX Domund


● Primera lectura ● Ex 22, 20-26 ● “Si explotáis a viudas y huérfanos se encenderá mi ira contra vosotros.”

● Salmo ● 17 ● “Yo te amo, Deñor, tú eres mi fortaleza.”

● Segunda lectura ● 1Ts 1, 5c-10 ● “abandonásteis los idolos para servir a Dios y vivir guardando la vuelta de su Hijo.”

● Evangelio ● Mt 22, 34-40 ● “Amarás al Señor tu Dios y al prójimo como a ti mismo.”




En aquel tiempo, los fariseos al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «Amarás al Señor, tu dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Estos dos mandamientos sostienen la ley entera y los profetas.
VER
Hace unos días, una persona me decía: "Es que por la mañana te despiertas y empiezas a escuchar las noticias, y se te cae el mundo encima. Ya empiezas el día viviéndolo todo negro". Algunas veces las circunstancias personales que pasamos, o la situación de crisis generalizada, nos llevan a centrarnos mucho en lo negativo. Y no se trata de ponernos unos cristales de color de rosa para ver la realidad, engañándonos a nosotros mismos; pero si nos detenmos a pensar, junto con lo negativo que efectivamente "está ahí", encontraremos también cosas positivas. Como "la botella medio llena y medio vacía". Por eso, para que nuestro estado de ánimo no se derrumbe, es recomendable aprender a pensar en positivo, sin esconder lo negativo, pero resaltando las cosas buenas que encontramos. Porque si nos centramos en lo negativo, eso no nos ayuda a nosotros ni ayuda a los demás.
JUZGAR
En este domingo la Palabra de Dios nos invita a pensar en positivo, idicándonos como pasar de los negativoa encontrar el fundamento para afrontar la realidad en positivo: en Dios y desde Dios. Él, como buen pedagogo, ha ido dándosenos a conocer, adaptándose a nuestra capacidad y comunicándose en la medida en que el ser humano ha ido siendo capaz de asimilar esa revelación.
ACTUAR
¿Suelo centrarme más en lo negativo o en lo positivo? ¿Por qué? En la relación con los demás, ¿me conformo con "no hacer mal a nadie" o me esfuerzo en "amar al prójimo como a mi mismo"? En la relación con Dios, ¿me centro en cumplir los mandamientos, o me esfuerzo en amarle con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi ser? Mi estilo de vida, ¿supone un testimonio creíble de fe?

Un vídeo de las ayudas del Domund (la cancioncilla es horrible, pero bueno):

sábado, 15 de octubre de 2011

Día de Santa Teresa



"Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo
hasta que nos damos del todo".
(Santa Teresa de Jesús)

viernes, 30 de septiembre de 2011

La Iglesia y el Cuerno de África

Estoy teniendo un interesante debate con algúnos jóvenes en el tuenti y eso ha provocado que hoy traiga esta información. Son cosas que no serán noticia en la prensa o la televisión. Como mucho apareceran en un breve y desaparecerá rápido. Para compensar después pondrán cualquier infamia contra la Iglesia para no dejar de parecer modernos. Ya sabemos cómo funciona. Pero las cosas son como son, libérate de los prejuicios, busca la verdad.

Reportaje de Vida Nueva publicado el 02.09.2011
Los misioneros se enfrentan a la peor hambruna de los últimos 60 años

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO | Sucedió durante la manifestación anti-Papa en Madrid en agosto. Ante las cámaras, una indignada atacó a los jóvenes de la JMJ con unas palabras no exentas de retintín: “Lo mejor que podrían hacer todos estos chicos es irse al cuerno… de África”. A 5.000 kilómetros de allí, en Addis Abeba, el padre Julio Ocaña, frente al televisor en la casa provincial de los misioneros combonianos al final de una agotadora jornada de trabajo, se revolvió en su silla.

Recordó a sus amigos canadienses Mark y Maggie Banga, con quienes acababa de hablar: “Ellos participaron en la JMJ de Toronto y descubrieron allí su doble vocación, al matrimonio y a la vida misionera. Tras algunos años de preparación y ocho meses estudiando la lengua amárica, ahora viven en Awasa, en el sur de Etiopía, donde ella trabaja como médico en un hospital de las hermanas franciscanas y él coordina cinco proyectos nuestros para hacer frente a la hambruna que sufre esta región”, dice el P. Ocaña por correo electrónico.

“Me acordé también de los 26 jóvenes etíopes que estaban en Madrid, representando a muchos miles de jóvenes católicos africanos y de otros lugares del mundo que se han quedado en Etiopía y otros países de este Cuerno de África dedicando sus energías a ayudar a los desfavorecidos gracias a las ayudas que llegan de muchos lugares, incluido el Vaticano”, concluye este misionero español. Él mismo, llegado a África con 23 años en 1990, representa a muchos jóvenes anónimos que un día decidieron dedicar a este continente no un año ni dos, sino toda una vida.

Etiopía es uno de los países afectados por la hambruna más severa que esta región africana ha visto desde hace 60 años: “Nuestras escuelas y clínicas se encuentran al borde de sus capacidades, y tenemos que dar prioridad a las personas más vulnerables: mujeres embarazadas y lactantes, primero, y a continuación niños desnutridos y ancianos”, dice el P. Ocaña.

Algo más que sequía

La causa de situaciones como esta y otras parecidas en Etiopía, Kenia, Yibuti y sobre todo Somalia hay que buscarla en la ausencia de lluvias en los últimos 18 meses. En muchos lugares han llegado tarde, y están siendo más escasas e irregulares de lo habitual.

Pero, como declaraba hace poco Giorgio Bertin, obispo de Yibuti y administrador apostólico de Mogadiscio (Somalia), “esta tragedia no es solo consecuencia de la sequía, sino sobre todo de problemas humanos y de la anarquía que sacude la región”.

También hay que recordar que durante los últimos años, muchos alimentos básicos han visto incrementado su precio en un 150% en los mercados internacionales, que han convertido la comida en objeto de especulación financiera.

La Iglesia católica en España ha reaccionado de forma rápida a esta emergencia. Manos Unidas ha enviado ya 640.000 euros, repartidos en trece proyectos de emergencia en Somalia, Etiopía y Kenia. Las aportaciones de Cáritas Española durante julio y agosto de este año alcanzan una cifra nada despreciable: 1.441.000 euros, además de lo mucho que se ha enviado a estas zonas en meses anteriores y de lo que se sigue recaudando. Si se sumaran los envíos de las Cáritas de otros países se sobrepasarían los 10 millones con creces.

Estas y otras aportaciones financian proyectos –algunos de emergencia, otros más a largo plazo– que intentan paliar los efectos de esta tragedia. El comboniano español Daniel Villaverde, desde su misión de Marsabit (norte de Kenia), es uno de los que trabajan a pie de obra: “Siempre ha habido sequías y hambrunas cíclicas en estas zonas áridas, pero en los últimos años son más duraderas y devastadoras debido al cambio climático, la tala de árboles y el pastoreo excesivo”.

Proyectos a corto y largo plazo

Villaverde trabaja, con la diócesis y otros organismos internacionales, en “soluciones de emergencia como la distribución de alimentos y de agua potable, dando prioridad a la gente más pobre”. En su opinión, “las soluciones a largo plazo son más difíciles en esta zona porque no hay ningún río permanente, y el lago Paradise, en el centro de la reserva nacional del monte Marsabit, está ahora completamente seco”.

Muy parecida es la experiencia del padre Franco Cellana, provincial de los misioneros de la Consolata en Kenia: “Esta mañana, mientras recorríamos los caminos en coche, los niños nos perseguían con bidones de plástico pidiéndonos agua. Hemos repartido la que llevábamos y les prometimos que intentaríamos ayudarles”.

Los misioneros de la Consolata llevan un programa de reparto de alimentos básicos comprados gracias a grupos católicos de Italia y a las Cáritas de España y Alemania. “No importa si no llegamos a todos. Será una gota en el océano, pero una simiente de bien y de consuelo cae en el terreno del sufrimiento”, comenta.

Cómo colaborar con el Cuerno de África

Manos Unidas (SOS Cuerno de África). Banco Popular: 0075 0001 85 0606786759
Cáritas Española (Emergencia Cuerno de África). Banco de Santander: 0049 1892 64 2110541080
Misioneros Combonianos (Hambruna Cuerno de África). Banesto: 0030 1459 09 0000056271
Misioneros de la Consolata (Emergencia Cuerno de África). Banco Popular: 0075 0001 89 0603882903.

viernes, 26 de agosto de 2011

De la JMJ, la democracia o su ausencia.

Entre los efectos que la JMJ de Madrid ha tenido en la sociedad española está el de mostrarnos una muchedumbre de jóvenes que no se cortan de expresar publicamente su pertenencia a la Iglesia, su fe (esté más o menos madura) y su alegría de vivir. En Madrid se ha congregado un número de jóvenes que ha desbordado las previsiones más amplias de la organización, lo cual a provocado algún que otro problema. Por ejemplo no todo el mundo pudo entrar a Cuatro Vientos, muchos quedaron fuera, tampoco fue fácil acercarse al Vía Crucis, cortaron el acceso por las calles laterales porque había demasiada gente y eso que aún faltaban horas.
En general Madrid apareció tomado por una marea de gente joven que llenaba las calles, las zonas turísticas, las iglesias, los bares y restaurantes y el Metro. Gente de todas partes, variopinta, de movimientos eclesiales de lo más diverso. Resulta curioso comprobar la variedad de sensibilidades que hay en la Iglesia, hábitos y uniformes de todos los colores, grupos de las más variadas procedencias. Lo que en el pasado me hubiera confundido, ahora me parece una riqueza de la catolicidad (universalidad) de la Iglesia. Es cierto que tal vez muchos asistían llevados por la corriente de sus parroquias, que tal vez no todos tenían tan clara su fe y el motivo para asistir, pero es lo que pasa siempre, al menos se dieron la oportunidad de ver algo que dificilmente se les olvidará y sentirse parte de algo grande.
Gente joven que en general y con las lamentables excepciones, se comportó con civismo y buenas maneras, que daba las gracias y sabía estar por donde iba pasando. Gente que no iba de hoteles (algunos sí) sino que durmió en el suelo de pabellones, salones parroquiales o tiendas de campaña. Curiosamente el SAMUR madrileño no tuvo que asistir a ningún caso de intoxicación etílica en todo el tiempo, lo cual, dado el número de personas asistente, es de record.

Por otra parte tuvimos que sufrir las consecuencias de los movimientos intolerantes y antidemocráticos que se gestan en las sociedades en tiempos de crisis. No hay que olvidar que las peores dictaduras europeas se gestaron en las crisis en grupos de extremistas que afirmaban sus derechos negando los de los demás. Ese laicismo anticlerical y antidemocrático que no vacila en repetir mentiras e insultos contra los demás mientras reclama todo tipo de derechos para sí es el caldo de cultivo de una ideología totalitaria y negadora del pensamiento divergente. Se ha demostrado que la financiación de la JMJ ha salido de los bolsillos de los peregrinos y de la aportación de entidades privadas, sin más aportación pública que facilitar el movimiento y congregación de los asistentes y su seguridad (oye, que los asistentes pagan impuestos para eso y eran bastantes más). Pero a ese laicismo totalitario la realidad no le importa, repiten la falacia, viven de eso.
Organizan una manifestación en los días y lugares en que más puedan provocar y alterar y el gobierno, en un alarde de incompetencia, se lo permite. Insultan y escupen a los peregrinos por estar allí, ¡es que están rezando! Llegan a decir algunos. Y algunos repiten la estupidez de que la policía tenía que haber echado a los peregrinos de Sol para que no coincidieran con la marcha. Oiga, que la JMJ lleva tres años convocada y ustedes lo han organizado con toda mala idea, que nos damos cuenta. Alguna gente de nuestro pueblo se vio envuelta accidentalmente en esta movida, basta preguntarles para que quede claro con que tipo de gente nos las estamos viendo, odio ciego y visceral.
Para muestra un botón, este vídeo con los insultos, mentiras y gritos que demuestran con que tipo de energúmenos nos estamos viendo.



Hay más como éste, éste otro, o éste.

viernes, 24 de junio de 2011

"Corpus Christi"

  • Primera lectura: Dt 8, 2-3. 14b-16a. “Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres”.
  • Salmo 147: “Glorifica al Señor, Jerusalén”.
  • Segunda lectura: 1Co 10, 16-17. “El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo”.
  • Evangelio: Jn 6, 51-58. “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”.

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
VER

En el momento del “Ver” del tema 3 del Itinerario de Formación Cristiana de Adultos “Ser cristianos en el corazón del mundo”, una de las preguntas es: “¿En qué suelen poner su felicidad las personas de mi propio ambiente o de la sociedad en general? Aporta un hecho concreto”. Y uno de los participantes apuntó que, para sus padres, la felicidad era poder reunir todos los domingos a su familia, hijos y nietos, para comer juntos, ya que con la “excusa” de estar con los padres también se relacionaban entre ellos, compartiendo no sólo el alimento sino “la vida”, lo trivial y los temas serios... Y que esa reunión familiar hacía que los lazos entre ellos fuesen muy estrechos.

JUZGAR

La semana pasada, con la fiesta de la Santísima Trinidad, poníamos el ejemplo de la Familia Dios, integrada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que estábamos invitados a formar parte de esa Familia de un modo íntimo, pleno. Y hoy, en esta solemnidad de Corpus Christi, podemos ver que la felicidad de la Familia Dios, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es reunirnos en torno a su mesa para compartir nuestra vida: «El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí». Y en estas palabras empezamos a vislumbrar que su objetivo es que lleguemos a la mayor intimidad, y para llegar a esa intimidad profunda, el Hijo se hace alimento: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él».

Y ante estas palabras, es lógico que nos surja la misma pregunta que se hicieron los judíos: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Es una de las grandes cuestiones de la que la reflexión teológica ha dado razones a lo largo de la historia. Pero, como en el caso de la Santísima Trinidad, nos encontramos ante una cuestión experiencial más que ante una cuestión filosófico-teológica.

De ahí que Jesús no responda directamente a esa pregunta, porque lo más importante no es el “cómo”, sino el significado y las consecuencias de esa experiencia de “comerle a Él”: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá para siempre... si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día». La felicidad de Dios es que comamos con Él, que “le comamos”, para poder resucitar y vivir eternamente con Él.

Y desde esta experiencia de encuentro íntimo y profundo, se irán estrechando nuestros lazos, no sólo con la Familia Dios, sino también con la gran familia de Dios que es la Iglesia. Porque como hemos escuchado en la 2ª lectura, comer el cuerpo y beber la sangre de Cristo no sólo repercute en nosotros individualmente: «El cáliz... ¿no nos une a todos en la sangre de Cristo? Y el pan... ¿no nos une a todos en el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan». Y ahí también está nuestra felicidad.

ACTUAR

Podemos hoy hacernos la pregunta del principio: ¿En qué suelo poner mi felicidad? ¿Qué lugar ocupa Dios? ¿Qué lugar ocupa la participación en la mesa de Dios? ¿Soy consciente de lo que significa la Eucaristía, de las consecuencias de comer el Cuerpo de Cristo y beber Su Sangre, tanto para mí individualmente, como para el conjunto de la Iglesia? ¿Eso me hace feliz?

Al comenzar la celebración hemos dicho en la oración colecta: “Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención”. Y la 1ª lectura nos decía: «Recuerda el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer... No sea que te olvides del Señor tu Dios». Recordemos hoy que la felicidad de Dios es que nos reunamos con Él y compartamos su mesa. Que no se nos olvide, que nunca faltemos a este sagrado convite, que lo vivamos en comunidad, sintiéndonos unidos como Iglesia, en familia, para tener vida en nosotros, ya ahora, y un día vida eterna, la mayor felicidad que podemos aspirar y a la que estamos llamados porque Dios mismo nos invita.

viernes, 17 de junio de 2011

Trinidad, la solemnidad

  • Primera lectura Éx 34, 4b-6. 8-9: “Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso”.
  • Salmo Dn 3, 52-56: “A ti gloria y alabanza por los siglos”.
  • Segunda lectura 2Co 13, 11-13: “La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo”
  • Evangelio Jn 3, 16-18: “Dios mandó su Hijo, para que el mundo se salve por él”

"Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios."

VER
Hace bastantes años, los Payasos de la Tele (Gabi, Fofó, Miliki, Fofito...) cantaban una canción cuya letra decía: “No hay nada más lindo que la familia unida, atados por los lazos del amor. Sentir palpitar la misma sangre, sentir que es uno solo el corazón...”. Cuando una familia está unida, esa comparación no se ve descabellada. Y además, solemos hablar de “la familia García” o “la familia Pérez”, en singular, pero sabiendo que ese nombre singular abarca una pluralidad de personas. Y cuando conocemos a esa familia, conocemos cuántas personas la integran.

JUZGAR
Hoy, celebrando la solemnidad de la Santísima Trinidad, podemos decir que estamos celebrando la fiesta de una familia, de una Familia muy unida, también “atados por los lazos del amor”, como decía la canción: es la fiesta de la Familia divina, a quien llamamos en singular “Dios”.

Y al igual que ocurre con las familias humanas, la Familia Dios está integrada por diferentes miembros, por diferentes Personas. Y esto lo sabemos porque la propia familia Dios nos lo ha dado a conocer. Así se dice en el Itinerario de Formación Cristiana para Adultos “Ser cristianos en el corazón del mundo” (tema 5): “El misterio de Dios-Amor, de Dios-Comunión, es el misterio de la Santísima Trinidad... que sólo Dios puede dárnoslo a conocer al revelarse como Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Una revelación progresiva en la que Dios ha ido dándose a conocer poco a poco, adaptándose a la capacidad de comprensión del ser humano. Así, en la 1ª lectura, el Señor se muestra a Moisés como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad».

Una revelación de Dios que alcanza su punto culminante en Jesús. Una de las personas de la Familia Dios viene a nosotros y con su vida, palabra y obras, nos muestra que “es ‘Dios con nosotros’. Es el Hijo eterno de Dios, que sin dejar de ser Dios se hizo hombre por nosotros en el seno de María, por obra del Espíritu Santo... y nos ha manifestado el rostro de Dios”.

En Jesús, la Familia Dios se da a conocer plenamente y abre sus puertas porque “Él ha venido para hacernos hijos de Dios, con el don del Espíritu Santo... para que vivamos en comunión de amor y de vida con Él y con el Padre en el Espíritu Santo...”. En Jesús la Familia Dios nos abre sus puertas por amor, porque Dios es Amor, un amor inabarcable, infinito. Así lo ha dicho Él en el Evangelio: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él». Tanto nos ama Dios, así es Dios.

Y en las palabras de Jesús se nos revela que la familia Dios está integrada por varias Personas: el Padre, con quien Jesús manifiesta una relación de intimidad ya que es el modo normal con que Él designa a Dios; el Hijo que es el nombre que Jesús se da a sí mismo; y el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo y que nos lo enseñará y recordará todo.

“Nuestro conocimiento de Dios va unido al don de sí mismo que Dios nos hace”, y así lo entendieron las primeras comunidades cristianas, que como hemos escuchado en la 2ª lectura, hablaban con normalidad y naturalidad refiriéndose a Dios indistintamente tanto en singular («el Dios del amor y de la paz estará con vosotros») como nombrando a las diferentes Personas que integran la Familia divina («La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros»).

ACTUAR
“Dios se nos ha revelado en su Hijo como un Padre que nos ama. Ama a su Hijo unigénito Jesucristo y nos ama a nosotros, por cuya salvación no dudó en enviar al mundo a su Hijo querido, entregándolo a la muerte”, como hemos escuchado en el Evangelio.

Recordemos la estrofa de la canción: “No hay nada más lindo que la familia unida, atados por los lazos del amor”. Hoy celebramos que no hay nada más lindo que la Santísima Trinidad, “que no sólo tiene amor sino que es Amor... un amor misericordioso que todo lo da y que se comunica a sí mismo”. Por eso hoy también celebramos que estamos invitados a formar parte de la familia Dios de un modo íntimo, pleno, a “sentir palpitar la misma sangre, sentir que es uno solo el corazón”, porque la Santísima Trinidad “es amor que se desborda: el Padre nos incluye en el amor con que ama a su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo es el Amor infinito que abraza eternamente al Padre y al Hijo, y a nosotros en el Hijo y el Padre”.

Viene de Acción Católica General.

viernes, 6 de mayo de 2011

Amenazados de resurrección

Dicen que estoy "amenazado de muerte"... Tal vez. Sea ello lo que fuera estoy tranquilo. Porque si me matan, no me quitarán la vida, Me la llevaré conmigo, colgando sobre el hombro, como un morral de pastor...
A quien se mata se le puede quitar todo previamente, tal como se usa hoy, dicen: los dedos de la mano, la lengua, la cabeza... Se le puede quemar el cuerpo con cigarrillos, se le puede aserrar, partir, destrozar, hacer picadillo... Todo se le puede hacer, y quienes me lean se conmoverán profundamente, y con razón. Yo no me conmuevo gran cosa, porque, desde niño, alguien sopló a mis oídos una verdad inconmovible que es, al mismo tiempo, una invitación a la eternidad: "No temáis a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden quitar la vida".
La vida -la verdadera vida- se ha fortalecido en mí cuando, a través de Pierre Teilhard de Chardín, aprendí a leer el Evangelio: el proceso de la Resurrección empieza por la primera arruga que nos sale en la cara; con la primera mancha de vejez que aparece en nuestras manos; con la primera cana que sorprendemos en nuestra cabeza un día cualquiera, peinándonos; con el primer suspiro de nostalgia por un mundo que se deslíe y se aleja, de pronto, frente a nuestros ojos... Así empieza la resurrección. Así empieza no eso tan incierto que algunos llaman "la otra vida", pero que en realidad no es la "otra vida", sino la vida "otra"...
Dicen que estoy amenazado a muerte... De muerte corporal a la que amó Francisco. ¿Quién no está "amenazado de muerte?" lo estamos todos desde que nacemos. Porque nacer es un poco sepultarse también...
Amenazado de muerte. ¿Y qué? Si así fuere, los perdono anticipadamente. Que mi cruz sea una perfecta geometría de amor, desde la que puedas seguir amando, hablando, escribiendo y haciendo sonreír, de vez en cuando, a todos mis hermanos los hombres.
Que estoy amenazado de muerte... Hay en la advertencia un error conceptual. Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte. Estamos amenazados de vida, amenazados de esperanza, amenazados de amor... Estamos equivocados. Los cristianos no estamos amenazados de muerte. Estamos "amenazados" de resurrección. Porque además del Camino y de la Verdad, es el de la Vida, aunque esté crucificada en la cumbre del basurero del Mundo...

J.C. Un periodista guatemalteco amenazado de muerte.

jueves, 5 de mayo de 2011

"Interpretar a Jesús destrozó mi carrera"

WASHINGTON D.C., 05 May. 11 / 01:31 am (ACI)

El actor estadounidense Jim Caviezel explicó que haber interpretado a Jesús en el filme La Pasión de Cristo "destrozó mi carrera" pero resaltó que no se arrepiente de haberlo hecho.

En declaraciones al Daily Mail, Caviezel de 42 años explica cómo luego de haber interpretado a Cristo –lo que le valió haber sido alcanzado por un rayo y haberse dislocado un hombro mientras filmaban las escenas de la crucifixión– las puertas de Hollywood se la han ido cerrando una tras otra pues "he sido rechazado por muchos en mi propia industria".

Ante un grupo de fieles en una iglesia en Orlando, Florida, adonde llegó para promocionar un libro en audio de la Biblia, Caviezel comenta que era consciente de que esto podía suceder, pero no se arrepiente. Mel Gibson, el director de la cinta, le advirtió de las consecuencias negativas para su carrera si aceptaba el papel.

"Me dijo: ´Tú nunca volverás a trabajar en esta ciudad (Hollywood) a lo que yo respondí: ‘Todos tenemos que abrazar nuestras cruces’. Jesús es tan controvertido hoy como lo ha sido siempre. Las cosas no han cambiado mucho en dos mil años", dijo.

Caviezel, quien actuó en cintas como El Conde de Montecristo, Ojos de Ángel, y La Delgada Línea Roja era considerado antes de La Pasión de Cristo como una estrella ascendente en Hollywood, pero todo cambió desde la cinta de 2004 que fue atacada ferozmente por los medios seculares y por la poderosa Liga antidifamación judía en Estados Unidos que la consideró antisemita.

Sobre Mel Gibson, Jim Caviezel comenta que "es un pecador horrible, ¿no?, sin embargo él no necesita su juicio sino sus oraciones".

El actor afirmó también que su fe lo guía en lo personal y lo profesional. Por eso, no cree que haya sido una coincidencia que "a los 33 años me pidieran interpretar a Jesús" y bromeó sobre el hecho de que sus iniciales (JC) fueran las mismas que las de Jesucristo.

En marzo de 2004, Jim Caviezel fue recibido por el Papa Juan Pablo II con quien conversó durante unos diez minutos acompañado por su esposa y sus suegros. Ese mismo mes, el actor concedió una interesante entrevista a ACI Prensa en la que detalló cómo haber interpretado a Jesús transformó su vida y fortaleció mucho su fe.

En aquella ocasión dijo que "esta experiencia me arrojó a los brazos de Dios".

Para leer la entrevista completa ingrese a: http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=3856

sábado, 30 de abril de 2011

No seas incrédulo, Cristo ha resucitado

  • Primera lectura: Hch 2, 42-47 “Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común”.
  • Salmo 117 “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.
  • Segunda lectura 1P 1, 3-9 “Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva”.
  • Evangelio Jn 20, 19-31 “A los ocho días, llegó Jesús”.

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Para situar este evangelio.
En el segundo domingo de pascua se lee siempre este evangelio. De ahí su importancia y significatividad. Juan concibe la obra de Jesús como la creación de una nueva humanidad y un mundo nuevo. Pero hay como dos tentaciones: Mirar a tras y vivir del recuerdo, donde nos quedaríamos con el sepulcro vacío, no hay nada. O quedarnos refugiados en nuestro interior, en espiritualidades que se auto-realimentan sin salir, sin experimentar la necesidad de salir, de ser testigo porque el resucitado lo encontraremos en lo cotidiano, en la vida. ¿Nos suena esto a los militantes con cierto recorrido o cristianos que estamos de vuelta?
Nueva creación, el primer día de la semana... la resurrección y la Eucaristía están unidas. En la “cena del Señor” se nos muestra como el don gratuito del Señor Resucitado que nos sale al encuentro -Emaús- nos invita a su mesa, nos despierta el entendimiento, nos abre los ojos del corazón y nos invita a su comunión. La eucaristía es una forma permanente de la aparición pascual. El domingo, el primer día de la semana, los cristianos nos reunimos... “se encuentran y son encontrados”. Según los relatos, no es Jesús quien reúne a sus discípulos sino que la aparición del Señor se produce estando ellos reunidos previamente. Por miedo o por fidelidad a las experiencias de comida comunitarias tenidas con Jesús aquellos primeros discípulos se reunían. Se convierte así en signo de la nueva presencia del resucitado.

Para fijarnos en el Evangelio
Los discípulos están reunidos en un mismo lugar. Una manera de decir que son comunidad eclesial. También el “domingo” es expresión del mismo -las dos apariciones se producen en domingo-: es el día en qué nos reunimos como Iglesia para celebrar que el Resucitado esta en medio de nosotros.
En el evangelista Juan encontramos, otras veces, que los seguidores de Jesús tenían “miedo de los judíos”: en el relato del ciego de nacimiento (Jn 9, 22). Miedo, cuando los discípulos ven a Jesús caminar sobre el mar de Galilea; cuando se busca a Jesús, nadie hablaba de él en público por miedo a los judíos; José de Arimatea es discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos. Los discípulos también andaban con miedo (trataban de disuadir a Jesús de no ir a Betania-Judea), aunque Tomás estaba resuelto a correr el mismo riesgo (“vamos también nosotros y muramos con él” -Jn 11, 8.16). Ahora Jesús ha muerto y los suyos tienen miedo, algunos se ponen a salvo, huyeron a Galilea, otros se refugian en casa.
Hace falta tener bien presente que en el evangelio de Juan la expresión “los judíos” no tiene un sentido étnico, no designa el pueblo de Israel como tal, sino que toma un sentido religioso y se refiere concretamente a los dirigentes religiosos del pueblo. En el momento que estamos viviendo, conviene ser delicados con denominaciones como esta. También va bien saber que la comunidad a la que va destinado el evangelio de Juan había vivido la dura experiencia que, a partir del año 70 DC, el judaísmo fue dominado por los fariseos, que provocaron una ruptura total con los cristianos: habían acordado expulsar de la sinagoga todo el mundo quien confesara que Jesús era el Mesías (Jn 9, 22). Pese al “cierre”, el Resucitado toma la iniciativa y se hace presente en medio de los discípulos.
En esta iniciativa, Jesús da “la paz”, su paz, la que el mundo no da, tal y como lo había anunciado. Una paz que es cumplimiento de la promesa de la cena: “la paz os dejo...” (Jn 14, 27; cf Is 52, 7; 60, 57; 66, 12). Tenían motivos para sentirse atenazados por el miedo (Jn 15, 18-20: “si el mundo os odia”); pero no deben acobardarse (Jn16, 33: “tener valor, yo he venido al mundo”). El miedo se evapora con el saludo de la paz pascual (Jn 20, 20: “se llenaron de alegría”). Las dudas sobre el resucitado se desvanecen con la identificación corporal: “les enseñó las manos y el costado”. Mostrar “las manos y el costado”, que son los lugares con las marcas de la muerte en cruz, es una manera de incidir en que el Resucitado es el mismo que fue Crucificado. La expresión “como el Padre” o, en otros lugares, “tal y como yo os lo he hecho” (Jn 13, 15) indica como tiene que ser la vida del discípulo: dejarse modelar según Jesús, como Él se ha dejado modelar por el Padre. Aquello que define Jesús es la misión, el ser “enviado”. También sus discípulos, y la Iglesia como tal, serán definidos por la misión que Él les da: “Tal y como tú me has enviado al mundo, yo también se los he enviado” (Jn 17, 18). La Iglesia reunida, la paz, la misión... todo arranca de la Pascua. Será el don del Espíritu quien lo active. El soplo de Jesús sobre los discípulos expresa que su resurrección abre el paso a una creación nueva: “Entonces el Señor-Dios modeló al hombre con barro de la tierra. Le infundió el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo” (Gn 2, 7). Jesús había rogado el Padre que diera “un Defensor a los discípulos” (Jn 14, 16), es decir, quien pueda ser invocado para auxiliar, acompañar y ayudar, pero también para aconsejar y consolar, y para interceder. Es el Espíritu Santo. Con él llegan el recuerdo y el conocimiento (Jn 14, 26) que marcan el comienzo de la fe (Jn 7, 39). El Espíritu es, en Juan, un maestro que ilumina. Y es quien da al creyendo su identidad propia de testigo de Jesús (Jn 15, 26-27). Podríamos decir que el Espíritu es el verdadero autor del Evangelio, porque de él viene el recuerdo de aquello que Jesús hizo y dijo, y la comprensión de este recuerdo. Las palabras de Jesús sobre el perdón nos recuerdan las que recoge Mateo dirigidas a Pedro (Mt 16, 19) y a toda la comunidad (Mt 18, 18). Palabras en las que “atar y desatar” significa excluir o admitir en la comunidad. El Resucitado deja este don precioso y tan delicado en manos de la propia comunidad de los discípulos, portadora para el mundo de la vida nueva. Una gran responsabilidad.
Tomás, era del grupo de los doce, Jesús se somete a lo exigido por Tomás. Su “Señor mío y Dios mío” ha quedado en la tradición cristiana como profesión de fe emblemática; es el reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios. Y como colofón, la última bienaventuranza: “dichosos los que crean sin haber visto” (Jn 20, 29). Así, en la figura de Tomás encontramos el retrato de todo discípulo de Jesús que debe hacer su propio proceso antes de poder decir “he visto el Señor”, como dicen ya los otros compañeros suyos, o como dirá él mismo más adelante: “¡Señor mío y Dios mío!”. Tomás, no se resiste a creer sino que hace preguntas, pide ayuda, necesita signos, como aquel hombre que era ciego (Jn 9, 35-48).
La bienaventuranza dirigida por el Resucitado a los creyentes que no hemos conocido Jesús histórico, da sentido al evangelio y al hecho de evangelizar: “dar testigo a quienes no han visto a Jesús para que puedan abrirse a la fe”. Quienes reciben el evangelio -buena noticia- son “felices” porque la fe les permite “ver” lo que antes nunca habían visto.
Este es “el ver-juzgar” de la Revisión de Vida, que lleva al “Actuar”, es decir, a la Vida Nueva. La finalidad de la evangelización es que quienes no conocen Jesús sean “felices” conociéndolo, sean “felices” con la fe. Los signos no son la fe, sino son para gloria de Dios e influyen en la génesis de la fe (Jn 2, 11: “creció la fe de sus discípulos”; Jn 4, 63: “creyó el padre y su familia”; Jn 9, 38: “el ciego cree”; Jn 11, 45: “muchos creyeron”).
¿Qué es entonces la fe? Arriesgándonos, podemos decir que la fe es un acto abierto, plural... donde hay anuncio del mensaje, testimonio de otros creyentes, gracia de Dios y libre decisión personal. Lo que cuenta no es ver, sino creer; de la fe nace la nueva vida.

Más aquí.

sábado, 23 de abril de 2011

La tensa espera

Tras la terrible escena del calvario, la creación entera entra en una tensa y extraña espera... ¿qué está por pasar?


The Mountain from Terje Sorgjerd on Vimeo.

viernes, 1 de abril de 2011

Domingo "laetare", IV de cuaresma.

  • Primera lectura: 1S 16, 1b. 6-7. 10-13a “David es ungido rey de Israel”.
  • Salmo 22 “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
  • Segunda lectura Ef 5, 8-14 “Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz”.
  • Evangelio: Jn 9, 1-41 “Fue, se lavó, y volvió con vista”.

Y al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:
«Maestro, ¿quién pecó: este o sus padres, para que naciera ciego?». Jesús contestó: «Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo».
Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
«¿No es ese el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «El mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». El respondía: «Soy yo».
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo». Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?». Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
«Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un profeta».
Le replicaron: «Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?». Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». Él dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante él.

Para situar el Evangelio
Seguimos dejándonos acompañar como los primeros cristianos por unos textos catequéticos. Si los de la Samaritana expresaba lo que significa creer en Jesús y dar testimonio a otros confesando nuestro propio pecado como nuestra fe, compartiendo esa experiencia con otros como buena noticia. El relato del ciego de nacimiento extiende este proceso a una persona que no solo es llamada a creer en Jesús -por el encuentro con Jesús, luz del mundo y Dios hecho hombre- sino a convertirse en discípulo y experimentar la persecución por estar asociado a Jesús.
Hay también una pedagogía de signos: con la samaritana se juega con el signo del agua (que da vida eterna); hoy con el signo de la luz (el que cree y confía en la palabra de Jesús llega a la luz). Hay otros signos que son los actuares de Jesús - prodigios, fuerzas, milagros que Juan los designa “signos” (Jn2,11; Jn4,53) y tienen la función de interpelar a quienes los ven y, sin debilitar su libertad, hacen posible la fe. ¿Qué sucede con el ciego? Un proceso de reconocimiento: 1º “ese hombre que se llama Jesús”; 2º como “profeta”; y 3º como “Señor”: “creo, Señor. Y se postró ante él”. Jesús es la “luz del mundo”. Lo dice, como aquí (Jn 8,12), y lo dice de los discípulos (Mt 5,14). Según como lo recibamos, esta “luz” nos ilumina, como les oscurece a los “fariseos”. Además del tema de la “luz”, tiene importancia la clave de lectura que nos da el diálogo sobre el “pecado”. Jesús afirma que la ceguera no proviene del pecado. No tenemos que leer este texto pensando que el ciego simboliza al pecador y la ceguera al pecado. Más bien la ceguera es la situación previa a haber acogido a Jesús y su Palabra. Y la visión que Jesús da simboliza la fe. Por tanto, lejos de nosotros lo de pensar que un mal es un castigo por pecar.
Que el ciego lo sea “de nacimiento” quiere decir que “ver” -la fe- será algo nuevo, símbolo de una nueva vida: será un nuevo nacimiento (Jn 3,1ss).

Para fijarnos en el Evangelio
Fuera del templo.
La pregunta de los discípulos obedece a que en el judaísmo se pensaba que la desgracia era efecto del pecado, que Dios castigaba en proporción a la gravedad de la culpa; los defectos congénitos se atribuían a las faltas de los padres. Jesús rechaza esto.
Sentido de la ceguera.
Representa a los que se han vivido sometidos a la presión y nunca han vislumbrado lo que significa ser persona (Is 6,9-11). Son otros los culpables de su/la ceguera. Contrasta con la ceguera de los fariseos que poseyendo la luz basada en el conocimiento de la ley, siempre se han sentido poseedores de la luz por la ley... Jesús dice que el pecado no es ser ciego, sino serlo voluntariamente, rechazando la evidencia, como lo han hecho ellos; además imponen su mentira como verdad (cfr Is 5,20): “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad...!”. Doble mala fe. Ejercen la opresión con plena conciencia de lo que hacen y se obstinan en su mentira.
Los discípulos han de asociarse a la actividad de Jesús y librar a la persona de su impotencia, dando capacidad de acción... De la injusticia puede surgir la indignación, el urgirnos a la acción... aprovechar la oportunidad y ser luz -como Jesús, “luz del mundo”- emprender una misión que libera (Is 43,6ss; 49,6ss).
“Escupió... hizo barro...” Jesús pasa a la acción y pone ante los ojos el proyecto de Dios sobre el hombre. Jesús crea el hombre nuevo (Gn 2,7; Job 10,9; Is 64,7), compuesto de tierra/carne y saliba/espíritu de Jesús; le pone ante sus ojos su propia humanidad, la del Hombre-Dios, proyecto de divino realizado -untar-ungir- en referencia al Mesías -el ungido- lo invita a ser hombre acabado, ungido e hijo de Dios por el Espíritu.
La decisión de obtener la vista queda en la libertad del ciego de ir o no ir. Ha visto la luz gracias a su acción-opción de ir, no por ninguna enseñanza. La vista adquirida le permitirá distinguir los verdaderos valores de los falsos (es la experiencia de liberación Is 29,18ss; 35,5.10; 42,6ss).
La gente ve que el que no se movía alguien le ha movilizado... las dudas sobre su identidad pone de manifiesto al transformación habida en uno... El interés por el hecho, por la figura de Jesús suscita una esperanza...
Aparecen los fariseos, no les interesa el hecho ni se alegran por él, quieren saber el como, para saber si ha habido infracción de la ley. Aparecen división de opiniones: la ley o el valor del signo (manifestación del poder de Dios). El ciego confiesa a Jesús como profeta, su actividad es de Dios.
Fariseos y dirigentes... se refugian en el escepticismo e incredulidad ya que si aceptan el hecho se derrumba su sistema teológico. Interrogatorio a los padres, que sienten miedo, cuentan el hecho... pero el hijo no tiene miedo y hay una presión sobre el pueblo para evitar la adhesión a Jesús.
No se puede negar el hecho recurren a su autoridad doctrinal (el actuar de Jesús es contraria a Dios=pecador). El ciego no se mete en cuestiones teóricas-teológicas, y opone el hecho a la teoría. Se niega a someterse-callarse, contraataca -¿queréis haceros discípulos suyos?- en lo sensible y les hace decantarse: se quedan en el pasado, optan por la ley sin amor... no quieren leer la realidad donde se manifiesta el amor de Dios (la miran desde su ideología). El ciego se convierte en militante y ridiculiza el argumento de los dirigentes... y ante eso surge la coacción moral y la violencia (lo echan fuera). El que ha tenido experiencia de liberación es un obstáculo para su dominación.
Jesús no abandona al que ha sido fiel... le pregunta si mantiene su adhesión al ideal de persona que ha visto (ya está aquí, delante de él). Jesús se revela a él. Expulsado de la institución judía, encuentra en Jesús el nuevo santuario, donde brilla la gloria-amor de Dios Padre: “se postró”, es un adorador de los que el Padre busca.
No es misión de Jesús juzgar a la humanidad, pero su presencia y actividad denuncian el modo de obrar del orden opresor y abren un proceso contra él: quienes estén por la liberación y la vida se pondrán de parte de Jesús. Y así, los que nunca han podido conocer, como el ciego, experimentarán la acción amor de Dios, y conocerán. Los que podían conocer, pero engañaban con su doctrina, al rechazar a Jesús perderán para siempre la luz de la vida.

jueves, 24 de marzo de 2011

Cuaresma, tercer domingo

  • Primera lectura Éx 17, 3-7 “Danos agua de beber”.
  • Salmo 94 “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: ‘No endurezcáis vuestro corazón’”.
  • Segunda lectura Rm 5, 1-2. 5-8 “El amor de Dios ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha dado”.
  • Evangelio Jn 4, 5-42 “Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”.
Llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Señor, veo que tú eres un profeta.
Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que adoran deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo».
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía
creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo».

viernes, 11 de marzo de 2011

Las tentaciones, primero domingo de cuaresma.

I Domingo de Cuaresma AÑO A Mt 4, 1-11
  • Primera lectura: Gn 2, 7-9; 3, 1-7 “Creación y pecado de los primeros padres”.
  • Salmo 50 “Misericordia, Señor, hemos pecado”.
  • Segunda lectura Rm 5, 12-19 “Si creció el pecado, más abundante fue la gracia”.
  • Evangelio Mt 4, 1-11 “Jesús ayuna cuarenta días y es tentado”:
Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.
Para situar este evangelio y este tiempo de cuaresma
Si adviento es tiempo de cultivar la esperanza, la cuaresma es el tiempo de cultivar y afianzar la fe. Las lecturas que se ofrecen son como una catequesis para afianzar nuestro ser cristianos: “todos los que hemos sido bautizados en Cristo vivimos ahora por el poder del Espíritu Santo con Jesús para gloria de Dios Padre”. El primer domingo nos presenta a Jesús en el desierto, llevado allí por el poder del Espíritu para ser tentado y puesto a prueba por Satanás. Es un tiempo para que seamos vistos y conocidos por lo que somos y lo que pretendemos ser: hijos e hijas de Dios. Con las tentaciones, se nos quiere hablar como entender el mesianismo de Jesús... Mateo hace intervenir al Espíritu que es quien guía a Jesús y le lleva al desierto.

Para fijarnos en el Evangelio
Algunas notas sobre algunos términos:
- El “desierto”, en la Biblia, es una zona con poca vegetación, poco habitada y con animales peligrosos. Allí viven los desterrados y perseguidos (Gn 21, 14; 1Mac 2, 29s) y el diablo y los malos espíritus (Mt 12, 43). Es también lugar de prueba, de corrección, de reflexión y de diálogo-encuentro con Dios, como se puede ver en esta escena del desierto de Jesús (así como también a Dt 8, 2-6).
- Los términos “diablo” y “Satanás” significaban originariamente “adversario” y “acusador” o fiscal en un juicio. El Antiguo Testamento imagina que a la corte celestial hay un “acusador” que presenta a Dios las infidelidades de los hombres (Za 3, 1-5; Job 1, 6.9) y que ejerce al mismo tiempo el papel de "tentador” (1Cr 21, 1). Después pasa a designar la personificación de las fuerzas del mal y la sabiduría la
identifica con la serpiente del Edén (Gn 3, 15; Sabiduría 2, 24).
- La cifra “cuarenta” en la Biblia equivale a un periodo de tiempo largo (en este sentido, estos cuarenta días podrían hacer referencia a toda la misión de Jesús). Tiempo que puede ser de opresión, de seducción, de camino hacia la libertad, de crisis. Puede hacer alusión a la estancia de Moisés en la montaña (Ex 34, 28), al camino que recorrió Elías por llegar a la montaña de Dios (1Re 19, 8) y a los cuarenta años de peregrinaje de Israel por el desierto (Num 14, 34). También fueron cuarenta los días del Diluvio (Gn 7, 17). El ministerio de Jesús es camino que pasa por la prueba y va a la Pascua.
- Hay otros elementos del Antiguo Testamento que Mateo hace resonar en esta página: el “templo”, la “montaña” y los “ángeles”. El evangelista pone así en relación Jesús y su misión con la historia del pueblo de Israel que experimenta las dificultades del camino por el desierto, las dificultades de hacerse responsable del don de la libertad, la tentación de romper la Alianza y de ir a lo suyo, adorando a otros dioses.
En la escena anterior (Mt 3, 16-17), Mateo nos acaba de decir que “el Espíritu de Dios... posarse encima de Jesús” y que el Padre proclamaba que Jesús es “el Hijo, el estimado”. Ahora el evangelista nos dice que el mismo “Espíritu conduce Jesús al desierto” con una finalidad muy concreta: “para que el diablo lo tentara”. “El Espíritu” es quien conduce toda la vida y misión de Jesús, de principio a final (Mt 12, 18ss). Como toda vida humana, la de Jesús está marcada por la prueba (la tentación), la tarea de decidir en cada momento entre decir sí o decir no a Dios, que invita todos sus hijos y hijas a vivir en libertad su camino. El relato de las tentaciones describe de forma gráfica toda la lucha que Jesús tuvo que mantener por ser fiel a la voluntad del Padre.
La primera de las tentaciones es la de vivir y actuar según una idea no-humana del que es ser “Hijo de Dios”. Jesús expresa (citando Dt 8, 3) cómo lo vive Él: ser Hijo es hacer la voluntad del Padre. Y el que el Padre quiere es que Jesús haga el camino de los hombres y mujeres que se tienen que ganar el pan con el trabajo. Una voluntad que Jesús encuentra expresada en la Palabra, verdadero alimento para los hijos e hijas de Dios.
La segunda tentación -en boca del diablo que manipula palabras bíblicas (Sal 91, 11-12)-consiste en exigir de Dios una señal espectacular. Tentación de toda persona religiosa que duda de si Dios es o no es. Jesús responde con la referencia a la escritura (Dt 6, 16), afirmando que Dios no puede ser utilizado ni manipulado. Su presencia es un don totalmente gratuito que se manifiesta sobre todo en la pobreza. “Los ángeles” no le ahorrarán a Jesús ningún sufrimiento sino que, “sirviéndolo”, aparecen como signo de la fidelidad de Jesús en el servicio a los más pobres.
La tercera tentación pasa por ponerse por encima de todo y a consta de lo que sea. Esto es dar al diablo la adoración que tan sólo Dios merece. Dios, por su parte, enviando su Hijo hecho hombre, se ha puesto por debajo, al servicio de toda la creación y de todos los hombres y mujeres. Este Dios que se abaja es el que Jesús adora todo citando, una vez más, la Escritura (Dt 6, 13). Se pone en boca de Jesús una respuesta desde la escritura... la cita expresamente. Jesús lee la Escritura teniendo como criterio de fidelidad y comunión con Dios... no la manipulación o instrumentalización de la escritura (típica de juristas y moralistas).

sábado, 12 de febrero de 2011

Manos Unidas 2011

¿Dónde estará Benin? ¿Te suena? ¿Conoces a alguien que viva allí? Yo sí, y es un misionero, qué casualidad.
Bueno, este fin de semana es el de Manos Unidas contra el hambre, ¿recuerdan?
Este vídeo es de la campaña de este año, aunque son muchos los proyectos financiados a lo largo del mundo. Valga para hacerse una idea.



-

Ver mapa más grande

lunes, 31 de enero de 2011

Fiestas S. Antonio Abad 2011

Un año más el amigo Antonio López nos brinda un montaje con imágenes de las fiestas de S. Antonio Abad, rebosantes de casticismo, como de costumbre.
Disfrútenlas:



El blog aquí.

jueves, 27 de enero de 2011

El ruido y el silencio

"No depende de nosotros creer en Dios, pero sí hacer objeto de nuestro amor a falsos dioses."


Simone Weil

jueves, 20 de enero de 2011

Domingo tercero del tiempo ordinario. Ciclo A.

  • Primera lectura: Is 8, 23b-9, 3. “En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande”.
  • Salmo 26: “El Señor es mi luz y mi salvación”.
  • Segunda lectura: 1Co 1, 10-13. 17. “Poneos de acuerdo y no andéis divididos”.
  • Evangelio: Mt 4, 12-23. “Se estableció en Cafarnaún. Así se cumplió lo que había dicho Isaías”.

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías:
«País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.

QUIERO ESCUCHAR A JESÚS
Quiero escuchar a Jesús, como los primeros
discípulos: “venid conmigo y os haré
pescadores de hombres”.
Quiero escuchar a Jesús, como la muchedumbre:
“bienaventurados los pobres...”.
Quiero escuchar a Jesús, como los doce:
“vosotros sois la sal de la tierra
y la luz del mundo”.
Quiero escuchar a Jesús, como el tentador:
“no solo de pan vive el hombre”.
Quiero escuchar a Jesús, como los apostoles:
“cuando oreis decid. Padre nuestro...”.
Quiero escuchar a Jesús, como
el sordomudo: “ábrete”.
Quiero escuchar a Jesús, como el
paralítico: “Tus pecados te son perdonados.
Levántate y anda”.
Quiero escuchar a Jesús, como Pedro:
“Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”
Quiero escuchar a Jesús, como los enviados
a la misión: “el Espíritu de vuestro
Padre hablará por vosotros”.
Quiero escuchar a Jesús, como la gente:
“venid a mí todos los que estáis cansados,
que yo os aliviaré”.

viernes, 14 de enero de 2011

Domingo II del tiempo ordinario

  • Primera lectura  Is 49, 3. 5-6  “Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación”.
  • Salmo  39  “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.
  • Segunda lectura 1Co 1, 1-3 “La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesús sean con vosotros”. 
  • Evangelio Jn 1, 29-34 “Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús es hijo y cordero que se entrega”.
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea  manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios».

Para situar el Evangelio

El pasado domingo, con el Bautismo del Señor, dábamos por acabado el tiempo de Navidad. Pero el  Evangelio de este domingo tiene continuidad con los de las dos fiestas anteriores: es el tercer “cuadro” de un “tríptico” que empezaba con la fiesta de “Navidad”, Epifanía y que continua con el “Bautismo del Señor”.
Son ‘cuadros’, estos tres evangelios, que ‘pintan’ a un Jesús manifestándose como el “Hijo de Dios”... o el “Cordero de Dios”. De hecho, este texto es el paralelo joánico a los relatos del Bautista que hacen los otros evangelistas.
En el texto del evangelista Juan aparece el otro Juan, el Bautista, como testigo enviado por Dios: Dios envió un hombre que se llamaba Juan. Vino como testigo, a dar testimonio de la luz, para que por él todo el mundo creyera (Jn 1, 6-7).

Para fijarnos en el Evangelio
Jesús aparece “viniendo” hacia Juan Bautista, que representa las esperanzas de Israel. Es la primera
aparición de Jesús en este evangelio. Jesús, que “viene”, da cumplimiento a las prometidas de Dios (Is 40,10). “Viene” a hacer realidad que el dominio del pecado será desechado del mundo cómo había  anunciado el profeta Isaías (Is 40,2). El evangelista destaca al Bautista como testigo enviado por Dios. Primero ha sido instrumento humilde para que “él se manifestara en Israel”. Ahora da testimonio, lo muestra
a todo el mundo que quiera “mirar”. Hace falta “mirar” a Jesús (Jn 1,29.35) e ir a vivir con él (Jn 1,39.46)  para conocerlo (Jn 1,26; 8,19; 10,14; 14,7ss; 17,3), estimarlo-amarlo (Jn 14,15.21ss; 16,27; 21,15ss) y seguirlo (Jn 1,37ss; 1,43; 8,12; 10,4.27; 12,26; 21,19.22). El testimonio del Bautista acerca de Jesús es claro reconocimiento de la superioridad del Mesías: Jesús es anterior a Juan: “Está por delante de mí, porque existía antes que yo” (Jn 1,30;1,1). Le supera en dignidad, ya que Juan no merece desatar la correa de su
sandalia (Mc 1,7); Juan bautiza sólo en agua (Jn 1,3 1 -1 Mc 1,8); Jesús “ha de bautizar con Espíritu Santo” (Jn 1,33); Jesús es el novio, al que pertenece la esposa, mientras Juan sólo es el amigo del novio (Jn 3,29).
Y, como se dice hoy, Juan llama a la conversión de los pecados (Lc 3,3), mientras Jesús es “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

jueves, 13 de enero de 2011

Anónimos, el retorno

Cuando se acercan las fiestas patronales del presente año 2011, resulta que algún tema que creía cerrado desde el año pasado ha vuelto a la palestra. Ya se sabe, cuando el dedo del sabio señala la luna, el necio se queda mirando al dedo, que decía R. Tagore. Aunque tengo dudas si no es de nuevo el principio de Hanlon en acción.
Ayer recogí una nueva versión del anónimo que alguien me envió el año pasado recién terminadas la fiestas del Santo. Digo una nueva versión porque si alguno lo ha leído se dará cuenta por comparación con anterior (que pueden ver aquí) que algo ha cambiado. Si no lo han leído, no merece la pena, francamente. Pero no puedo resistir la tentación de hacer un "fiskeo" del texto (comentario conciso e intertextualizado).
Antes observar algunos cambios.
1.- Ya no es un individuo, ahora son varios los que hacen suyo el anónimo, ya se sabe, anónimos unidos jamás serán vencidos...
2.- Han eliminado alguna frases poco afortunadas aunque el tono xenófobo ("qué se habrá creído el forastero este...") sigue ahí.
Pero vamos con el texto, me salto lo insustancial y voy a algunos detalles solamente, no quiero aburrir. El texto original del anónimo va entre comillas y mi comentario en letra negrita.
"...un grupo de personas de esta población nos disponemos a redactar este escrito con la única intención de darle una explicación, que para las próximas si Dios lo quiere le ayude a ocupar el puesto para el que ha venido, sin necesidad de entrar en terrenos que no le corresponden."
La intención se presume buena, pero echo en falta la explicación a la que aluden. En realidad no explican nada, sólo descalifican sin haberse molestado en revisar si dije lo que piensan que dije. Y ¿cuáles son los terrenos que me corresponden? ¿Me los van a explicar ustedes con el Derecho Canónico, el Manual de Pastoral y su amplio conocimiento de las labores del párroco detenidamente? ¿Me pintarán unas "líneas rojas" que no puedo traspasar por mi bien? No sé, no sé.

"...hemos de decirle que menos ética y saber estar demostró usted de todo."

Como por ejemplo conocimientos culinarios y de astronomía, ¿no? A ver, mandar anónimos xenófobos, falaces y amenazadores sí que es un verdadero ejercicio de ética y saber estar. Es que no hay nada más ético que tirar la piedra desde detrás de la tapia y salir corriendo. O venir de noche a dejar el papelito subrepticiamente. Toda una lección de estilo, ética, saber estar y "fair play". Vamos, que me descerrajo de la risa.

"Ni aún llevando aquí veinte años, se podría considerar lógico que pusiera falta a las tradiciones de un pueblo..."

Dos cosas: ¿cuántos años hace falta para poder hablar de las tradiciones del santo en algún sentido? Y digo hablar porque es mentira, sí, mentira, que pusiera falta a tradición alguna. Es más, me gustan como son, aunque se pueda siempre mejorar algún detalle como es normal.

"Dice usted que los tiempos han cambiado y en eso estamos de acuerdo, pues en otra época y por menos, en relación con las fiestas de S. Antonio Abad otro sacerdote se tuvo que marchar".

Toma lección de ética y saber estar, han quitado lo de retirar el saludo de la primera versión, pero las amenazas ahí siguen para mostrar la catadura moral del personal, lamentable.

"Ni que decir tiene que el importe de las tiradas... (...) se dedica a entregar desde los balcones alimentos a aquellas personas que los quieran recoger, incluídas quienes los puedan necesitar, en memoria de la vida del Santo."

Pues de eso se trata o se trataba, de ver como se respeta mejor la memoria del vida del Santo. San Antonio Abad repartió sus bienes ¿"a quienes los quisieron recoger, incluidos los necesitados"? ¿O fue más bien preferiblemente a los necesitados? ¿Qué sabemos al respecto?

(Sé que es inutil pero lo voy a intentar de nuevo: no se trata de cambiar nada, sino de buscar la forma de garantizar que "los que lo necesitan" reciban ayuda con ocasión de la fiesta del Santo ya que eso es lo que a él le agrada; y eso no pasa solo, hay que ver cómo se puede hacer para que hoy ese aspecto no quede en segundo plano. Que se quiere hacer esto, fantástico. Que no se quiere, pues peor para nosotros, a S. Antonio Abad no creo que le de igual desde dónde nos contempla, de eso estoy seguro).

Luego nuestros amables anónimos hacen un fantástico ejercicio de poner en relación el tocino con la velocidad, o el culo con las témporas, como prefieran. Valencia y las Fallas cuya relación con San Antonio Abad y Trigueros no acabo de entender a no ser que quieran incluir en las fiestas de Trigueros una fallera mayor o algo así. La feria de agosto de Valverde que no sé si tiene alguna relación con la Iglesia o algún santo, ellos la encuentran así que debe tenerla de alguna extraña y misteriosa manera.
Luego mencionan a Beas y vuelvo a partirme de la risa, dicen: "nos consta que en el tiempo que permaneció en esta localidad, no le fue posible poner fin a la Romería de Ntra. Sra. de los Clarines con el gasto que ello conlleva"... curioso, dan por supuesto que: yo he intentado en algún momento hacer eso cosa que es una simple falacia más de quien no se atreve a dar la cara y que es eso, de alguna retorcida manera, lo que insinué respecto a las tiradas, lo que es otra falacia, vamos otra mentira de quien o quienes ni se enteraron ni se enteran de nada.
Con lo de San Juan ya volvemos al ejercicio de "qué tendrá que ver el tocino con la velocidad" en grado total. Pero no voy a insistir.
Los dos últimos párrafos van dedicados a recomendaciones de lo que otros (no ellos, ellos están a salvo) deben hacer para que las cosas vayan mejor en la fiesta. A lo mejor hasta tienen razón en algo de lo que dicen en todo lo que escriben en éste y en el dirigido al ayuntamiento, pero esa cobarde forma de comportarse los descalifica desde el primer punto y seguido.

Todavía me asalta una última duda... ¿tan complicado le resultaba al autor original del anónimo o al grupo que sea, venir a hablar cara a cara conmigo y explicarme su desacuerdo o su molestia? Las personas que tenemos que hablar mucho en público tendemos a equivocarnos con cierta frecuencia y a no explicarnos siempre todo lo bien que desearíamos. A mí me resulta de gran ayuda que me hagan ver cuándo no me explico bien o me paso de frenada. Unas veces me sirve para corregir la forma de explicarme, otras para aprender sobre la condición humana. En todo caso todavía no he llegado a comerme a nadie que discrepara de mi opinión, por más que me guste defender mi forma de ver las cosas. Los anónimos, las amenazas, el recurso a la difamación o el tono calumnioso no sirven más que para empedrar el camino del infierno. Sí, del infierno.
Y yo firmo lo que digo y lo que escribo.

miércoles, 5 de enero de 2011

Epifanía del Señor

La Epifanía es la gran fiesta del universalismo de la salvación: Dios ha llamado a todos los pueblos a participar de la novedad mesiánica del Cristo. Los textos bíblicos de hoy representan una reflexión madura sobre el misterio que celebramos.
Las lecturas que se proclaman en la solemnidad de hoy constituyen un mensaje de apertura, de esperanza, de amor apasionado por los valores presentes en todas las culturas y religiones de la humanidad. Es una invitación al diálogo y al testimonio, a la inserción en el mundo y al compromiso por el ecumenismo. Es un poema al universalismo y a la fraternidad entre los pueblos y culturas, no sólo por motivos filantrópicos, sino porque Dios ama a todos los hombres, se ha revelado a todos y redime a todos en la sangre de su Hijo. Es también una invitación a descubrir “los signos” de Dios en la vida, indispensables para alimentar la fe y experimentar el gozo y la luz de quien ha descubierto la verdad y la salvación en Cristo.