domingo, 14 de febrero de 2016

Primer domingo de Cuaresma y un poco de ánimo...

Hoy, primer domingo de esta Cuaresma de 2016, hemos acompañado a Jesús al desierto. A ese espacio inmenso y terrible donde nos acompañan los monstruos que durante toda nuestra vida nos tientan a rendirnos, a ser como todos, dejarnos dominar por el tentador, por el señor de la mentira que hoy parece gobernar a tantos y en especial a los medios de comunicación que programan basura tras basura hasta volvernos insensibles y sentirnos derrotados.
En este desierto de la Cuaresma tenemos la oportunidad de ponernos a prueba, de fortalecernos, de encontrar el sentido a lo que hacemos, a lo que somos, a la llamada del Espíritu que acompañó a Jesús en su misión que hoy es la nuestra, "mutatis mutandis".
Esta mañana había un par de personas visitando la parroquia mientras preparábamos la misa de 12, con el inevitable jaleo de niños de comunión, catequistas, pantalla, proyector y toda la parafernalia que montamos cada domingo para hacer más accesible a los niños y niñas de catequesis el tesoro del Evangelio de Jesús. Antes de marcharse después de haber visitado el templo, la señora se dirige a mi y ¡me da las gracias! ¿Por qué? Por el trabajo que ve que estamos haciendo, todos esos niños y niñas, la hermana Mirta y las catequistas organizando y ensayando cantos, ruido infantil por todas partes y ambiente alegre. Nos felicitó y nos pidió que siguiéramos así, que era una bendición lo que había visto, le agradecimos el comentario y le aseguramos que intentaremos no desfallecer si Dios nos acompaña.
Sienta bien que alguien ajeno al trajín habitual vea, desde cierta distancia algo a lo que nos podemos haber acostumbrado, el ímprobo trabajo que se realiza en esta parroquia con niños y jóvenes, algo que es objeto de sana envidia para todo el que se acerca. Los frutos son cosa de los tiempos de Dios, pero el trabajo es nuestra tarea. No quiero con esto caer en la autocomplacencia, pero permitidme que respire e invite a respirar a todo el grupo de catequistas y monitores que llevamos esto adelante.
Y de paso quiero compartir un comentario parecido de finales de 2014 que tenía guardado y ahora he recordado. Un matrimonio creo que de Madrid, visitó nuestra parroquia un viernes en que yo estaba por allí liado con diferentes tareas de grupos juveniles que habían coincidido, les abrí la iglesia mientras llegaba la hora de salir de acampada con los pioneros, y se fueron muy satisfechos, al poco tiempo recibí la carta que sigue y que también sirvió de ánimo en la tarea:

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